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Release Date:
febrero 16, 2016
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Page Content1 Mientras que la inestabilidad financiera y los disparos de cambio trajeron perjuicios para muchas multinacionales, "Sysmex do Brasil", subsidiaria de la gigante japonesa que es referencia mundial en desarrollo de reactivos en las áreas de hematología y análisis de orina para diagnósticos in vitro, terminó 2015 con una facturación de R$ 63 millones relativos a ventas de reactivos para toda Sudamérica y, en este ano, planifica continuar la línea de crecimiento invertido en nacionalización de los productos que, en los días actuales, son adquiridos de la matriz. |
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Page Content2 La unidad, en operación en el país desde 2000, es una sub-regional con la misión de atender a los países de Sudamérica y que, en el contramano de la crisis, presentó resultados impactados positivamente con la subida del dólar, ya que trabaja un grande volumen de exportaciones. La performance comercial interna también creció, pasando de R$ 33 millones en 2014 para R$ 45 millones en el ano que se pasó. “A pesar del costo de producción, combinamos un portfolio de punta, con excelente aceptación y un flujo de negocios con los países vecinos bastante intenso”, analiza el gerente general de Sysmex Brasil, José Roberto Floresta. |
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Page Content3 Este costo es uno de los principales focos de la compañía en 2016. Los productos que salen de la planta instalada en São José dos Pinhais, Paraná, precisan de insumos que vienen de fuera. A cada línea de equipos lanzada, un nuevo set de reactivos es creado. Después de creada la demanda de mercado, estos ítems pasan para los llamados regional headquarters, que son las fabricas principales en diferentes partes del globo. Para substituir a las líneas en comercialización aquí es preciso aguardar, entonces, el envío de los nuevos sets de la matriz, en Japón, para Chicago, fábrica que atiende a las Américas y, después, remesa al Brasil. “Con la turbulencia del cambio, imagina el costo de traer estos reactivos del otro lado del mundo”, comenta el gerente general. José Roberto Floresta también resalta que, además de esa cuestión, es preciso considerar la competencia. Nacionalizar la producción trae mayor competitividad, principalmente frente a los fabricantes de los reactivos llamados “genéricos”, que pueden ser utilizados en diferentes tipos de equipos. Además, proporciona mayor imagen de negociación, menor riesgo de pérdida con transporte y, principalmente, disminución del costo para el cliente final. “Los procesos de transferencia son lentos y nada simples. Son padrones internacionales rigurosos, que requieren bastante tiempo de los equipos industriales y de planificación”.
Un grande obstáculo para esas transferencias, que entre encuestas e implantación llevan de seis a doce meses, es encontrar suministradores nacionales que tornen viable la producción atendiendo a los preceptos de la matriz y de todos los órganos regulatorios, lo que es visto por el multinacional como importante movimiento de la cadena, criando oportunidades en un área con pocas opciones. “Nuestra visión es la más optimista posible, con expectativa de que la nacionalización de los reactivos sea importante para Sysmex y buena para la economía de Brasil”, finaliza Floresta.
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